La Máquina de Matar es la segunda parte de la serie de Los Príncipes Demonio de Jack Vance. tras derrotar a Atel Malagate, «El Rey Estelar«, Gersen ahora se enfrenta a Kokor Hekkus, apodado «La Máquina de Matar» no por la gran cantidad de atrocidades que ha cometido, sino por los extraños aparatos que disfruta creando para esparcir su terror. Gersen se verá envuelto en la creación de uno de estos aparatos, pero lo usará a su favor. Pero además tenemos oportunidad de conocer más detalles sobre el «Oikumene» esa inmensa región del espacio habitada por la humanidad.
La Inmensidad del Oikumene
Sí Gersen acaba de derrotar a uno de los más grandes enemigos de la humanidad, ha descubierto también que una raza de criaturas alienígenas ha infiltrado los estratos más altos de nuestra sociedad. Y sin embargo continúa siendo un don nadie. todavía moviéndose entre callejuelas oscuras por los mundos de Oikumene, Keith sigue en la búsqueda de su venganza sin mucha ayuda de nadie.
Pero al igual que en la ocasión anterior, tiene un golpe de suerte. Verán Gersen trabajó como un agente independiente para la «IPCC» (Compañía de Coordinación Policíaca Intermundos por sus siglas en inglés). Uno de los altos mandos de esa organización lo contacta para que haga un trabajo sencillo, localizar a un fugitivo, un tal «Señor Hoskins» que debe ser regresado custodia vivo o muerto. Sin embargo nunca terminan de explicar a Gersen ¿cuál es la importancia de este sujeto? Así que nuestro protagonista intenta evadir el trabajo. Esto hasta que le revelan que Kokor Hekkus, la Máquina de Matar podría estar envuelto en todo el asunto…
Así que Gersen una vez más se lanza en la búsqueda de su venganza. Por el camino descubrirá un mundo perdido. Imaginemos esto, el Oikumene es tan inmenso que Gersen acaba de terminar a uno de los más grandes enemigos de la humanidad y nadie le presta atención. Pero en las fronteras del Oikumene, está Más Allá, esa región del espacio en donde simple y sencillamente no existe la ley porque nadie se atreve a imponerla. Y por supuesto esta región es mucho más inmensa que el Oikumene, tan inmensa que existen mundos habitados de los que nadie sabe nada, de los que solo se escuchan leyendas…
Así que en esta historia de algún modo nuestro protagonista terminará en Thamber, un mundo del que solo se ha oído en cuentos infantiles. Un planeta sumido aún en una perpetua edad media. Allí se forjan épicas historias de grandes castillos, y «caballeros» montados sobre extrañas criaturas, peleando con espadas y lanzas.
Pero al mismo tiempo también descubriremos a «Intercambio» una curiosa institución que solo podría existir en un universo como este. Intercambio es un mundo dedicado únicamente a servir de puente entre los secuestradores, y quienes desean rescatar a un secuestrado. Es decir un puente entre los salvajes y criminales, y el mundo civilizado. Por un lado Intercambio es una institución terrible, pues está ayudando a que los secuestradores realicen su trabajo con mayor facilidad. Por otro lado, también está garantizando el bienestar de los secuestrados, y que los esfuerzos de quienes desean rescatarlos no sean en vano. En verdad una institución gris como no se ha imaginado una antes.
Gersen consigue un amigo
En este segundo libro Vance nos responde a una pregunta que de seguro se le plantea a cualquiera que se haya leído el libro anterior. ¿Por qué Gersen no se busca algunos aliados? De seguro no es el único interesado en vengarse de estos monstruos ¿no es cierto? Pues el problema es que Gersen es un mono maniático, como se ha definido a si mismo múltiples veces. Y no puede distraerse por el camino. Pero peor aún, no puede arriesgar las vidas de otros en este propósito que lo define.
A pesar de todo esto, en la búsqueda de su venganza contra Kokor Hekkus, Keith se encuentra con Myron Patch, un ingeniero del planeta Krokinole quien ha tenido la desgracia de hacer negocios con Kokor Hekkus, y le estuvo fabricando una de esas «máquinas de matar» de las que es tan aficionado. En este caso, una suerte de gigantesco ciempiés metálico. Sin embargo siendo caprichoso, Hekkus no está satisfecho con el trabajo de Patch, no le gusta como se mueven las piernas, y desea que el ingeniero le devuelva el dinero. Patch quien no sabe que se enfrenta a uno de los Príncipes Demonio, se niega porfiadamente, tras lo cual Hekkus lo secuestra, y lo deja preso en Intercambio. Allí lo conocerá Gersen, y juntos elaborarán un plan…
Pero además también en intercambio nuestro protagonista conocerá a una peculiar dama…
Alusz Iphigenia una mujer peculiar
Una joven de una belleza singular, como era de esperarse. Consigue escapar de las garras de Kokor Hekkus por muy poco, y así decide encerrase a si misma en Intercambio. Y ponerse un precio de rescate absurdamente astronómico. Pero como para demostrar que no hay precio que no pueda pagar, Kokor Hekkus se dedica a secuestrar y extorsionar gente a través del todo el Oikumene. Y así conseguir pagar aquella increíble cifra.
Alusz Iphigenia se nos presenta complicada y difícil como muchas de las protagonistas de Vance. Pero además más astuta y resuelta que otros personajes femeninos del mismo autor. Más dispuesta a tomar las soluciones en sus propias manos.
Nuestros Líderes, el Bien y el Mal
Kokor Hekkus, La Máquina de Matar, es sin duda uno de los villanos más terribles que se inventó Vance. Pero además también se presta a una interesante reflexión sobre nuestros propios líderes y nuestras definiciones de lo que es bueno, y lo que es malo. Las formas en que somos manipulados por las visiones del mundo que nos son impuestas. y no digo más para no continuar con los spoilers.
No puedo más que repetir lo que dije en el artículo anterior, he disfrutado mucho de esta segunda lectura, tanto o más que la primera vez que leí esta novela.
