Los Cielos de Júpiter: Cuero de Dragón

A pesar de estar recuperándose Louis Rackham aún es un oponente formidable.

En la oscuridad de la habitación Louis prestó mayor atención a su oído, los pocos sonidos que realizaba su atacante eran su única guía, pudo escuchar cuando el sujeto aguantó su respiración, sabía que lo estaba escuchando, a continuación solo tres rápidos pasos y un salto, pero la cuchillada aterrizó por detrás de Rackham quien ya se había apartado, casi de inmediato con un movimiento circular Louis intentó golpear a su enemigo, y lo consiguió, pero debajo de aquel traje de camuflaje óptico había un cuerpo duro y bien entrenado, golpes dados a tontas y a locas no lograrían gran efecto.

El enemigo ni se tambaleó, por el contrario con el otro cuchillo intentó cortar el brazo de Louis pero este ya lo había retirado, saltando a su vez Rackham intentó patear al desconocido atacante en el pecho, pero la baja gravedad de Calisto le jugó una mala pasada y apenas terminó rozando la cabeza del sujeto. Sin embargo aquello tuvo algún efecto pues el enemigo emitió un pequeño quejido.

Louis mismo tuvo problemas con el salto, en primer lugar casi se golpea con el techo aunque este se encontraba bastante alto, y luego al caer sus piernas aún débiles y poco acostumbradas a aquella gravedad no le respondieron adecuadamente y calló despatarrado, pero con una vuelta de su cuerpo y menos mal que así fue pues su enemigo lanzó un cuchillo en la zona donde de había escuchado el golpe del aterrizaje.

Despojado de la invisibilidad el cuchillo era levemente visible en la penumbra y Louis lanzó una silla en la dirección general que le había indicado la orientación del cuchillo y en efecto golpeó algo.

—Espero que esa no haya sido tu última arma porque de lo contrario esta diversión habrá terminado demasiado pronto.

Rackham escuchó la carrera de su enemigo al abalanzarse en dirección a su voz, el atacante lanzó una patada circular pero Louis estaba preparado para recibir el golpe, de inmediato tomó la pierna y sin soltarla lanzó un par de patadas al torso de su enemigo, pero al parecer sin mucho efecto pues este solo respondió bañándolo de golpes.

Louis lo dejó hacer, aún sin soltar la pierna le dijo:

—¿Realmente piensas que tus golpes tienen el mas mínimo efecto? ¿Acaso tiene idea de contra quien te enviaron? Con los cuchillos tenías alguna oportunidad, pero debes ser un luchador decente para enfrentarte a mi a golpes.

El invisible adversario lanzó sus mano en busca del cuello de Rackham, y comenzó a estrujar con todas sus fuerzas.

—Si esa es toda la fuerza que tienes en las manos estás en problemas —le dijo Louis con una voz apenas comprometida.— Me has entretenido lo suficiente, no tengo tiempo para esto, tengo que continuar mi trabajó.

Rackham dio otro salto y sin soltar la pierna de su contrincante se las ingenió para atrapar la otra, luego al mismo tiempo y en medio de la caída consiguió orientar la cabeza de su enemigo hacia el suelo. Aquello era un cuerpo de mujer, ya no le cabía ninguna duda.

La mujer por supuesto apartó la cabeza a tiempo y amortiguó con su espalda, pero entonces Louis le cayó encima con todo su peso, en una gravedad mas fuerte el golpe habría sido mas terrible pero en Calisto la mujer lo resistió bien, frenéticamente se arrancó el guante de una mano y se volvió a aferrar al cuello de Louis clavando las uñas.

—Tienes que estar muy desesperada para intentar envenenar al hijo predilecto de Ciudad Julia —Rackham ya había sentido la ponzoña entrando en su sistema.— Solo has conseguido molestarme mas.

—Nadie es inmune a este veneno Louis Rackham, ni siquiera tú. —Respondió la asesina con la voz enronquecida por los golpes y la máscara que cubría su rostro.

—¿Quieres apostar? —Le preguntó Louis a la vez que le soltaba una lluvia de golpes en la dirección en que había venido la voz.

La mujer consiguió resistir los implacables golpes por un rato pero eventualmente Rackham sintió el cuerpo aflojarse inconsciente en su abrazo.

Arrancó la máscara del traje y se sorprendió al ver el rostro de la mujer que lo había atacado.

—Laura Diaz… La recompensa que tienen sobre mi cabeza tiene que ser muy buena para que hayas decidido salir de tu retiro.

Pero inconsciente la mujer no respondió.

Arrastrando el cuerpo inconsciente de la mujer abrió la puerta y salió al corredor, Diana y Sheila que venían de regreso corrieron hasta él al verlo con las ropas desechas, golpeado y con la piel del cuello hinchada.

—¡¿Louis qué pasó?! —Diana gritó temblando de miedo al ver al hombre que amaba en aquel terrible estado.

—Nada, una pobre asesina que desesperada ha terminado convirtiéndose en nuestra primera prisionera. Sheila, ¿podrías llevarla a algún lugar seguro donde no pueda escapar?

—Seguro… —Sheila no podía creer que Louis pudiera tenerse en pie en aquel estado.

Pero la asesina en cuanto sintió que Rackham la había soltado dejó de fingir  e intentó huir en loca carrera, pero sacando un revolver de su cinto Diana le atinó dos disparos en las piernas y la asesina calló al suelo.

Se acercaron a la mujer que sangraba en el piso.

—¿Cómo es que sigues con vida? —Preguntó mirando a Louis.

—Te lo dije Laura, soy el hijo mas querido del clan de asesinos de ciudad Julia, no voy a caer ante ningún veneno.

—Pero…

—¿Este veneno te lo dio la Inquisición? ¿Te dijeron que era un veneno que nunca habíamos visto en Júpiter? Pues te dijeron mal.

—Pero Louis —intervino Sheila— ¿Realmente estás bien? Esa herida se ve horrible.

—Vamos todos a la enfermería, no me matará, pero este veneno arde de una manera terrible y quiero sacarlo de mi sistema cuanto antes.

Pusieron a la asesina en una cama y a Louis en la otra, Pasternack y Meyers no eran médicos, pero se las arreglaban bien.

—El veneno no realizó ningún daño permanente, la mala noticia es que la sensación ardiente no pasará inmediatamente —Pasternack estaba ajustando los instrumentos para limpiar la sangre de Louis— ya se ha diseminado por buena parte de tu cuerpo así que lo mejor será purgar y desintoxicar toda tu sangre, pero tomará algún tiempo.

—Este veneno es realmente terrible, realmente no acabo de entender ¿cómo conseguiste sobrevivir a él? —Pasternack revisaba el análisis del veneno y no daba crédito a sus ojos.

—La Inquisición puede creer que sus venenos son muy nuevos e innovadores, pero están basados en viejas fórmulas que la gente de Julia vendió en Marte o los Asteroides hace mucho tiempo; los anticuerpos de la gente de Julia están bien entrenados desde la niñez para reconocer y combatir los elementos de esas fórmulas.

Meyers miraba a Louis atónito con los ojos muy abiertos, incapaz de creer el nivel de paranoia de los habitantes de Julia.

Mientras tanto en el otro lado de la habitación, Alphonse y Genevieve cuidaban de la asesina.

—¿Entonces Laura? ¿Donde está tu esposo? —Preguntaba Genevieve.— Todo el mundo sabe que siempre trabajan en conjunto, ¿por qué te dejó atacar sola esta vez?

—Lo tienen ellos… —Respondió la mujer sin levantar la vista.

—Tiene sentido —agregó Alphonse— Laura Diaz, una asesina retirada, ¿por qué arriesgarse a atacar a un Rackham? Tiene que estar muy loca o muy desesperada.

—Ellos lo matarán ahora, he fallado mi misión y mi marido morirá.

—No necesariamente. —Genevieve ya elaboraba un nuevo plan.

—¿Qué quieres decir? —Laura levantó los ojos.

Alphonse también miró a su hermana con ojos inquisitivos.

—Si de verdad comprobamos tu historia Laura, quizá podamos ayudarte y tú podrías ayudarnos a nosotros, —Genevieve sabía que tenía toda la atención de la mujer— por el momento tienes que explicarnos ¿cómo te colaste en esta base? ¿Conoce la Inquisición la ubicación de este lugar?

 

Los Cielos de Júpiter se publica los Lunes, Miercoles y Viernes.

No te pierdas el próximo capítulo el Lunes 14 de Abril de 2014

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Lobo7922

Creador de La Cueva del Lobo.

Desde muy joven me sentí fascinado por la Ciencia Ficción y la Fantasía en todas sus vertientes, bien sea en literatura, videojuegos, cómics, cine, etc. Por eso es que he dedicado este blog a la creación y promoción de esos dos géneros en todas sus formas.

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