Los Cielos de Júpiter: ¡Al Abordaje!

El Marino Willmer Lee nunca pensó que tendría que luchar contra auténticos asesinos de Júpiter.

Las comunicaciones eran un caos, Wilmer Lee apenas podía entender las órdenes que recibía su escuadrón y estas eran cambiadas apenas minutos después, primero les habían dicho que debían proteger los corredores que conducían a las salas de artillería, luego les dijeron que debían asistir a los escuadrones que defendían el puente ¿y ahora los enviaban a defender una sala de máquinas?

—¡Deberían estar allí ahora! ¡Ahora! —Gritaba un Sargento de cubierta por las comunicaciones.

Pero por mas que Willmer y sus compañeros se movieran a toda velocidad, no había manera de que llegaran «ahora» pues estaban prácticamente en el otro extremo de la nave, sentía que se iba a quedar sin aliento, pero no podía darse el gusto de descansar. Aquellos herejes no podían triunfar.

Flotaban en medio del amplio corredor central, por lo general podían sentir la resistencia del aire, pero la nave había perdido mucha atmósfera así que los pequeños propulsores de sus trajes los impulsaban sin ningún impedimento en aquel vacío. Entonces sintieron los disparos, pequeñas y silenciosas saetas que pasaban a sus lados; los dos compañeros que Lee tenía a la izquierda y derecha cayeron de inmediato, un par de cuerpos  flotando envueltos en burbujas rojas, la inercia los continuó moviendo hacia adelante en donde les encajaron otro par de disparos. Willmer sin embargo se cubrió con una de las columnas, contó los que habían quedado con vida…

«13, 14, 15…»

—¿Quedamos solo quince?

—Catorce y medio, Anna se está desangrando pero todavía puede disparar. —le respondió Rogelio uno de sus compañeros de escuadrón a través de las comunicaciones.

El Marino Willmer Lee se asomó y soltó dos rondas, el retroceso del arma casi lo hace perder su cubierta, pero los propulsores del traje respondieron a tiempo y lo volvieron a pegar de la columna y por fortuna pues sus instrumentos le mostraron la trayectoria de tres balas que pasaron rozando.

Lanzó un breve vistazo a sus compañeros para ver como les iba, y vio como el traje de Olaf comenzaba a perder aire a causa de un disparo en el hombro, pero el rubio Olaf, siempre astuto, puso el hombro contra la columna que lo cubría mientras le ponía un parche rápido para evitar seguir perdiendo aire.

Willmer sonrió viendo la habilidad de su compañero, pero su sonrisa se transformó en horror cuando vio la cabeza de rubios cabellos separarse de su cuerpo como atravesada por una cuchilla.

—¡Son invisibles! ¡Los malditos son invisibles! ¡Son asesinos Jovianos! —Gritó Lee por su micrófono mientras cambiaba frenéticamente la longitud de onda de su visor para intentar ver al asesino.

—Veo que nuestra fama nos precede. —Le llegó una transmisión abierta.— Y sin embargo sabiendo a lo que se enfrentaban ¿se atrevieron a venir aquí a decirnos cómo vivir nuestras vidas?

Estaba intentando distraerlo, pero Willmer no era imbécil, continuó cambiando la longitud de onda, pero el traje de aquel maldito era bueno. Abrió mucho los ojos intentando ubicar una pequeña vibración un imperceptible cambio en su campo visual algo que le indicara la presencia del enemigo, pero no había manera.

Alguien soltó una ráfaga de disparos en un círculo amplio en las cercanías del cadáver de Olaf  intentando agarrar al enemigo, pero este ya se había movido de seguro.

—Las investigaciones que realizaban los científicos de Júpiter eran peligrosas, y estaban específicamente prohibidas por los profetas en la memoria sagrada. —Willmer soltó lo primero que se le ocurrió con la esperanza de hacer hablar al enemigo e intentar que sus instrumentos captaran las ondas electromagnéticas cuando este emitiera su respuesta. Pero el sujeto no respondió.— Nuestra intención aquí no es decirle a los ciudadanos de Júpiter como vivir sus vidas, es proteger a todo el Sistema Solar del desastre que podría significar una de esas investigaciones mal llevada.

—¿De verdad eres tan estúpido para tragarte toda esa soberana bazofia?

En el umbral de una compuerta los instrumentos de Willmer le mostraron el flujo de ondas electromagnéticas que había estado esperando, el sujeto estaba bien protegido de las balas allí, entonces Lee lanzó un granada.

Pero justo antes de la explosión el Marino pudo ver una sombra extrañamente mas clara que las otras moverse rápidamente, intentó disparar, pero antes de alcanzarla esta cambió de dirección de forma inesperada y ya no la vio mas. De pronto un brazo rodeó su cuello con fuerza y pudo sentir el invisible cuerpo de una mujer abrazarse al suyo, así como también el cañón de una pistola en sus costillas.

—Dile a tu escuadrón que suelten sus armas ahora o estás muerto. —Dijo una voz femenina en un canal abierto.

—Yo no soy el sargento, no les doy ordenes… —Respondió con voz debilitada por el mortal abrazo.

—¡Podrías al menos intentarlo! —gritó la mujer golpeando sus costillas con la punta del cañón— ¿O es que tienes tantas ganas de morir por tus cacareados Profetas?

—Muchachos, nos tienen rodeados, y a menos que suelten sus armas me van a matar. Willmer dejó que su rifle se fuera flotando.

Cuando los otros también soltaron sus armas Lee no se lo podía creer, pero se sintió aliviado, sus compañeros tenían que estar muy asustados, y sintiendo el abrazo de la asesina tenía que admitir que no era para menos.


Cuando los rebeldes los amarraron a todos juntos solo quedaban siete de los quince que habían sobrevivido en un principio, aquello era apenas una tercera parte de su escuadrón original.

—¿Qué van a hacer ahora con nosotros? —Preguntó Anna quien por sorpresa aún seguían con vida.

—Nada, pidan ayuda a su comando, sin esto. —La asesina apuntó al montón de rifles— ustedes son prácticamente inofensivos, así que no tenemos nada que temer de ustedes.

—Sin embargo… —El asesino que parecía comandar el escuadrón enemigo los miró con unos ojos profundos y oscuros— ya vieron lo que podemos hacer, vamos a capturar esta nave, y ustedes harían bien en no intentar impedirlo nuevamente, ¿está eso claro?

Willmer y los demás asintieron temblando.

Cuando los rebeldes se fueron dejándolos amarrados a una de las columnas, Anna y Lucía se echaron a llorar.

—Ellos eran solo cinco y nos derrotaron con tanta facilidad, tuve tanto miedo. —Sollozó Anna.— Mataron a los otros tan rápidamente…

—¿Por qué? ¿Por qué los profetas no nos protegieron? ¿Por qué no nos dieron su ayuda? —Preguntó Marcos con voz temblorosa, casi al borde del llanto.

Willmer Lee no respondió pero recordó las palabras del asesino:

«¿De verdad eres tan estúpido para tragarte toda esa soberana bazofia


Nunca creí decir esto. —Le dijo Genevieve a Alphonse a través de un canal privado— pero es mas fácil matarlos cuando sé que solo son clones sin mentes criados para la guerra.

Ya habían capturado la sala de máquinas y cortado el flujo de energía de los reactores, los técnicos allí no habían opuesto mucha resistencia a excepción de uno que había intentado sacar un revolver y estaba muerto a sus pies.

Alphonse tardó un momento en responder pero finalmente dijo:

—Cuando ese muchacho comenzó a hablar allá atrás en el corredor, solo podía pensar que a ese pobre imbécil le habían lavado el cerebro con toda esa estupidez, ¿qué culpa tiene él de haber nacido en Marte donde le sembraron toda esa porquería en la mente desde niño?

—Somos asesinos pero…

—Pobres tipos… —Alphonse pasó su vista por los asustados rostros de los técnicos que flotaban amarrados a uno de los reactores.— Pero si no queremos que a nuestros hijos también les laven el cerebro como a ellos, tenemos que combatirlos nos guste o no.

—Lo sé —Genevieve asintió flotando a su lado.— Ahora que la nave no tiene el impulso de los reactores no podrán alcanzar a nuestro hermanito, pero nosotros todavía tenemos que encargarnos de un cierto Paladín, ¿o acaso prefieres esperar y darle la oportunidad a Louis?

—Oh no. —La sonrisa de Alphonse estaba llena de malicia— no dejaría de hacerle esta visita a nuestro amigo Treviño por nada en este mundo, ya nuestro hermanito tendrá con qué divertirse en otra ocasión.

 

Los Cielos de Júpiter continuará el Lunes 21 de Abril de 2014

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Lobo7922

Creador de La Cueva del Lobo.

Desde muy joven me sentí fascinado por la Ciencia Ficción y la Fantasía en todas sus vertientes, bien sea en literatura, videojuegos, cómics, cine, etc. Por eso es que he dedicado este blog a la creación y promoción de esos dos géneros en todas sus formas.

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