La Fortaleza Dorada Capítulo XI: ¡A los Tejados!

Ernóligas y sus orcos intentan defender a los pobladores del lugar

Cuando Ernóligas y su grupo se aproximaron a la acción, descubrieron que la situación era mucho más difícil de lo que habían imaginado. Sobre los tejados de aquellas casas ya se reunían varias familias, y era claro que aquellos arqueros no tenían ningún entrenamiento formal. Se trataba de muchachos y ancianos, que quizá tenían un arco para cazar ocasionalmente, pero poco más. Pudieron ver la alegría en sus rostros al verlos acercarse, pero también la preocupación al comprender que eran muy pocos.

Los enemigos también los descubrieron, Ernóligas se había aproximado de forma abierta con toda la intención. Era mejor que se ocuparan de ellos, y no de aquella pobre gente. Con rapidez contó doce, no, quince o dieciséis esqueletos. Afortunadamente no todos parecían hechiceros como el que acababan de enfrentar. Pero su número era preocupante.

Rizo venía casi arrastrándose detrás de los otros, apenas recuperándose del terrible golpe, incapaz de luchar, pero intentando mantener las apariencias.

—Zugroli, tú y Rizo vayan a buscar refuerzos —Ordenó Ernóligas.

Zugroli y Rizo eran los dos menos experimentados de sus guerreros. Apenas se volteó unos momentos, pero estaban visiblemente agradecidos de haber recibido aquella excusa.

—¡Rápido! —Les gritó, y los chicos arrancaron a correr con la rapidez que requería la situación.

Le quedaban tres hombres, Erdako, Matlege, y Bonten. Conocía sus nombres de memoria, eran orcos que habían peleado junto a él en múltiples ocasiones. Pero lo más importante, eran hombres que sabían seguir órdenes.

Un grupo de uno siete esqueletos se había separado del grupo de aldeanos que estaban acosando y se dirigía hacia ellos.

—Escúcheme muy claramente, voy a abrir un camino hasta esos tejados. Y ustedes van a seguirme sin pelear… —Ernóligas no necesitó voltearse para saber que aquello no le gustó a sus hombres, podía escuchar sus rezongos apenas acallados.— Y van a subir a los tejados cuanto antes, ¡Ahora!

No volteó para saber si lo estaban obedeciendo y se lanzó contra sus enemigos, quienes de inmediato cerraron filas sobre él.

Le soltó un martillazo entre las huesudas costillas al mas próximo a su derecha. No consiguió derribarlo como había planeado, pero se tambaleó lo suficiente para darle paso. Saltó la izquierda por donde venía otro, y le hizo un amague evidente hacia la cabeza. El esqueleto intentó esquivar, pero entonces el orco lo pateó y lo tiró al piso. Era una oportunidad dorada para rematarlo, pero el resto de los enemigos continuaba convergiendo sobre él. Así que sin detenerse se abalanzó sobre el siguiente que venía de frente.

Este portaba una lanza un tanto elaborada que intimidó un poco al orco. No sabía por qué pero le parecía que poseía alguna suerte de maldición. Cuando se aproximó constató que en efecto así era, miedo, en cuanto estuvo en las inmediaciones del aparato le pareció que el esqueleto que lo portaba era mucho más terrible de lo que lo había visto. Ernóligas casi se echa a reír, ya estaba bastante asustado. Pero no tenía opciones, sus hombres estaban contando con él, no tenía opciones más que seguir luchando.

Paró un golpe de aquella lanza con uno de sus martillos. Solo fue entonces que el efecto de la maldición lo afectó de lleno. Sintió que el miedo lo paralizaba…

Como si el tiempo se volviera más lento a su alrededor, sintió el nudo formarse en su estómago, la lanza apartarse y volver. Iba a golpearlo de lleno si no hacía algo…

¿Sería así como moriría? Aquí yace Ernóligas valiente comandante de las Montañas del Sur, cayó al comienzo de la ofensiva del Rey Rojo defendiendo a sus hombres.

Entonces observó como una flecha extraña se estrellaba sobre el cráneo de aquel esqueleto, y un ruido terrible que casi lo deja sordo. El esqueleto cayó hecho añicos.

Aquello lo sacó del trance de inmediato. Volvió a mirar en dirección a los tejados, por donde había venido la flecha, al parecer no eran solo muchachos y ancianos inexpertos quienes lo esperaban allí…

Pero no tenía tiempo para pensar sobre eso, otro esqueleto se le venía encima. Aparentó estar malherido para que su enemigo se le acercara confiado, cuando se aproximó saltó con furia y le golpeó con ambos martillos. El enemigo cayó al suelo. Ernóligas no tuvo tiempo de descubrir si completamente derrotado o no.

Sus orcos ya se subían a los tejados, no había tiempo que perder. Abandonando cualquier intento de lucha arrancó a correr tras sus aliados. Los arqueros lo cubrieron, evitando que sus enemigos continuaran en persecución.

—¿Y ahora que estamos todos juntos qué? —Preguntó Bonten con cierta sorna sin darle ni un segundo para recuperar el aliento.— Ahora vendrán contra todos nosotros.

—No si escapamos primero —respondió Ernóligas intentando recuperarse y apuntando al tejado del templo cercano.— Tenemos que darle tiempo a esta gente.

—Pero no podemos abandonar nuestros hogares —Se quejó uno de los ancianos que abrazaba a una pequeña niña.

—Bueno —continuó Bonten sin abandonar el tono burlón— es tu casa o tu vida, no creo que muerto vayas a disfrutar mucho de un techo y cuatro paredes, pero ¡hey! Estamos luchando contra un necromante, así que nunca se sabe.

El anciano no respondió, pero su rostro de consternación fue muy elocuente. Todos comenzaron a alejarse hacia el templo.

Los enemigos intentaban subir a los tejados, pero entre los arqueros y los guerreros de Ernóligas conseguían evitarlo. La gente huía hacia el templo, pero el único pasaje era estrecho y aquello tomaría tiempo.

Entonces desde el campanario del templo cayó otra de aquellas flechas, la cual estalló en mitad de un grupo de esqueletos destrozándolos.

Ernóligas miró hacia el campanario por un momentos y pudo ver un arco luminoso aparecer entre las sombras.

Cuando devolvió la vista a la batalla, descubrió a lo lejos a Zugroli y Rizo quienes volvían con los refuerzos…

¿Se habrán salvado? Y ¿Dónde quedó la lanza maldita?

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Lobo7922

Creador de La Cueva del Lobo.

Desde muy joven me sentí fascinado por la Ciencia Ficción y la Fantasía en todas sus vertientes, bien sea en literatura, videojuegos, cómics, cine, etc. Por eso es que he dedicado este blog a la creación y promoción de esos dos géneros en todas sus formas.

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