Emocionado (Personal)

Primero quiero disculparme por que estos últimos días me parece que he estado un poco excedido con el «yo y mi blog», «mi blog y yo» y «mi vida» y «La Cueva del Lobo» y «El Concurso» y «yo» y a veces también he hablado de «mi» y una que otra vez de «mi blog» JAJAJAJA XD
Espero que entonces no les sorprenda que a continuación escriba un poco de (sorpresa, sorpresa) mi blog y yo, jajajaja 😀

Despues de todo, para eso es un blog ¿no? 🙂

Cazando Libros
Años atrás, no tenía hijo, se podía caminar por las calles de Barquisimeto sin temor a que te asaltaran en cada esquina, el dinero me alcanzaba para gastar en ciertos lujos, tener Internet en casa era un sueño imposible y Hugo Chavez no gobernaba este país (aunque no lo crean hubo un tiempo así).
Uno de mis hobbies era «cazar libros». Aunque en ese entonces la crisis económica no era tan acentuada como ahora, la cultura es siempre la primera en ser golpeada. Y las librerías de la ciudad iban cerrando sus puertas cada vez mas rápido. A pesar de esto, la ciudad, mi ciudad, Barquisimeto. Aún estaba salpicada de algunas librerías, en donde podían comprarse libros interesantes. ¡Que tiempos aquellos! Y no, no. Ninguno de aquellos libros poseía el aparato publicitario de Harry Potter, Crepúsculo o El Código Da Vinci, ni estaba lleno de imágenes, ni era autoayuda…

Eran libros olvidados; libros que habían quedado allí y nadie nunca los había comprado o había recordado cambiarles el precio o rematarlos.
Recuerdo que en una ocasión salí de una de aquellas librerías con un hermoso ejemplar de «Hacia la Fundación» de Isaac Asimov, que adquirí por un precio irrisorio, el equivalente a comprarse una hamburguesa y un refresco, un precio ridículo. Comparen eso con lo que tendrían que pagar por el mismo libro hoy en día. Claro aquello no era lo habitual, pero de eso se trataba, de «cazar los libros» primero encontrar los libros interesantes y luego conseguirlos a un precio decente.

Descubro Asimov Ciencia Ficción
En aquella ocasión, muy orondo yo, salí de aquella librería (por cierto cerrada hoy en día) y comencé a vagar por el centro de la ciudad (sin ningún miedo a ser asaltado ¿pueden creerlo?) y me detenía en cada kiosco de revistas, después de todo, me sobraba algún dinero y evidentemente ¡tenía que gastarlo! ¿qué acaso lo iba a ahorrar? JAJAJAJA ;D

Y me tropecé como sin quererlo con un par de ejemplares de unas diminutas revistas, tituladas «Asimov Ciencia Ficción» ¡¿Qué?! ¡Imposible! Tuve que mirar varias veces ¿me engañaban mis ojos? ¿Qué hacían aquellas revistas allí? en medio de «Gaceta Hípica» y «Condorito». No solo eran revistas de relatos de Ciencia Ficción, ¡estaban en español! Ciertamente, tuve que pagar mas por aquellas revistas de lo que pagué por el libro, y me quedé sin dinero para pagar el pasaje de regreso a mi casa (caminaba mucho entonces, era una ciudad segura).
Después de una larga caminata llegué a mi casa y descubrí que aquella revista era editada en México por el Dr. José Zaidenweber y su equipo. Aquello no tenía precedente ¡Una revista de Ciencia Ficción! Igual a aquellas en las que Asimov y Bradbury escribieron sus primeros relatos, pero aquí en Latino-américa y ¡en español! y yo tenía dos ejemplares en mis manos…
Lamentablemente, nunca conseguiría otros números de la revista, bien sea por que el Dr. Zaidenweber murió (uno de los números que yo tenía señalaba la triste noticia) o por que simplemente la distribuidora que la traía a Venezuela dejó de hacerlo, no lo sé.
Pero como recuerdo la sensación que me dejaron, el asombro de saber que en México había una comunidad de amantes de la Ciencia Ficción vivaz y activa, la admiración que sentí por varios autores de habla hispana de los que no había leído nada jamas. Y por supuesto la sensación de asombro que debe dejar toda buena Ciencia Ficción.

«SFX» en Barquisimeto
Recuerdo que poco tiempo después también llegaron unas revistas españolas las «SFX» basadas en una revista británica del mismo nombre, la revista traía montones de información sobre series y películas de Ciencia Ficción, noticias de películas que estaban saliendo, informes de como se realizaban los efectos (FX), traían opiniones de las series de televisión del momento como «Expedientes secretos X», etc.
Recuerdo con mucho amor aquellas revistas, la cantidad enorme de cosas que aprendí allí. Lo que mas me gustaba era la sección de libros, en donde la gente de la revista BEM realizaban comentarios de los libros de Ciencia Fición que habían leído, o las noticias del mundo editorial.
Definitivamente España era todo un universo distinto en torno al género.
Sin embargo, había algo que me descorazonaba profundamente de aquellas revistas, hablaban de películas, series, juegos, etc. Pero no tenían historias de Ciencia Ficción. Aquello era para mi como mostrarte la comida, hermosa, olorosa, pero ¡sin darte un bocado nunca! Como la novia que por el teléfono es sumamente ardiente y cuando la visitas no te da ni un besito. Como ir al cine y ver todos los trailers, pero nunca ver una película completa realmente.
Aquello era terrible, incluso les envié una carta, mejor dicho, un testamento (mas largo que este) en donde les escribía de mis miles de opiniones, llenas de «horrores» ortográficos (no es que hayamos mejorado mucho) y por supuesto les recomendaba que pusieran cuentos en su revista (Y si eran los míos mejor).
Curiosamente, años después me enteré que esa carta sí llegó a España, pero inútilmente pues la revista no duró ni un año, tengo todos los números y le guardo un enorme cariño, principalmente por que allí descubrí algo maravilloso, algo llamado «lista de correo Alfa-L».

Llega la Internet
En aquel entonces ya había en Barquisimeto un par de Cibercafés, el precio por navegar una hora era astronómico, pero aunque ustedes no lo crean, uno podía ¡tener un correo electrónico gratis! sí, ya sé hoy en día todos tenemos correo electrónico, pero en aquel entonces ni siquiera entendíamos bien como usar el navegador de Internet.
Todavía me acuerdo de la escultural muchacha que me atendió en el cibercafé, un par de años mayor que yo (sí, en ese entonces todavía habían «muchachas» mayores que yo) altísima, con un cabello largo que casi le llegaba a la cintura y unos ojotes espectaculares. Ella me explicó como abrir mi correo electrónico en latinmal, allí nació Lobo7922 (ponle el nombre de un animal que te guste y unos números) me acuerdo que le pregunté «Pero ¿de verdad es gratis?» por lo menos cinco veces para estar completamente seguro.
Allí me inscribí en la lista de correo Alfa-L y leí de un señor Dario Alvarez y otro señor, un tal Jorgue de Abreu quien tenía otra lista, Ubik-L, no lo podía creer, Ciencia Ficción y ¡en Venezuela! allí cerquita, en Caracas había gente que editaba revistas y hacía concursos de Ciencia Ficción ¿Sería verdad?
Allí comenzó un sueño, yo iba a hacer un sitio Web, después de todo en las revistas de computación decían que era muy fácil ¡tenían que estar diciendo la verdad!

La Infinita Eternidad
Sería un sitio web increíble, todo el mundo enviaría sus relatos de Ciencia Ficción y estos aparecerían en el sitio Web, se crearían relatos en conjunto que abarcarían galaxias, se inventarían juegos, se exhibirían hermosas imágenes, etc.
En fin, un proyecto enorme, que planteé claramente en un informe larguísimo que realicé, en mi máquina de escribir…
Sí, ¿ustedes creían que yo había nacido con una computadora debajo del brazo, verdad? Pues no, me gastaba una cantidad enorme de dinero en comprar todas las revistas de computación del kiosco de la esquina, conocía todas las marcas y los modelos, sabía cuales eran las computadoras que tenían el mejor costo-rendimiento, pero no tenía una computadora.

Aunque no lo crean, con ayuda de Sergio Cervantes y Narciso Serrano (y sin computadora) abrimos un grupo de Yahoo, en donde nos enviábamos correos con relatos nuestros que algún día saldrían publicados en nuestro sitio web que se llamaría «La Infinita Eternidad» (totalmente original, no le robábamos nada a Asimov) yo revisaba el correo regularmente, una vez a la semana o algo así, y durante una hora, hora y media, experimentaba creando páginas web en aquellos servidores gratuitos que te ofrecen crear «hermosos sitios web en cinco minutos» total que nuca conseguí crear nada.
Por cierto que la hermosa «muchacha» desapareció, se metió a modelo o algo así (solo en Venezuela).

La Cueva del Lobo
El tiempo pasa, y aquel sueño imposible y absurdo de tener una computadora y para mayor asombro con una conexión a Internet; se hizo real.
Realmente tengo un sitio web, aunque he tardado ligeramente mas de «5 minutos» en construirlo, tengo que admitir que es un pedacito de la Internet que es mío y que lo disfruto mucho.
Pero aunque se habla mucho de juegos de Ciencia Ficción, de películas de Ciencia Ficción, comics de Ciencia Ficción, etc.
En el blog faltaban los cuentos de Ciencia Ficción, yo había intentado aportar los cuatro o cinco cuentos que escribí hace años, pero son como gotitas en una enorme piscina vacía. Así era como sentía al blog, como la hermosa cascara de un huevo Fabergé, recamado en oro y joyas, pero hueco por dentro.
Pero la palabra clave aquí es «sentía» por que gracias a la increíblemente rápida respuesta de Enza Scalici y Yuleima Alviarez, este blog ya no es «sobre» la Ciencia Ficción, este blog «es» Ciencia Ficción.

Gracias a Yuleima y a Enza, sinceramente pensaba que tendría que esperar un mes o mínimo 15 días para recibir el primer relato; el haber recibido tan temprano no solo uno, si no dos cuentos, me llena de alegría pues augura cosas muy buenas para el futuro del concurso.

Gracias a todos los que ya están planeando enviar su cuento, les agradezco de antemano, no saben lo feliz que me están haciendo.

Disculparán la perorata tan larga y alocada, simplemente estoy emocionado 🙂

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Lobo7922

Creador de La Cueva del Lobo.

Desde muy joven me sentí fascinado por la Ciencia Ficción y la Fantasía en todas sus vertientes, bien sea en literatura, videojuegos, cómics, cine, etc. Por eso es que he dedicado este blog a la creación y promoción de esos dos géneros en todas sus formas.

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