Desde los Teques estado Miranda nos llega esta curiosa misiva de El Sire Ermanno Fiorucci, imagino que para participar en el Desafío del Nexus:

Cuando Uno es Multitud

Los Teques 08 de Diciembre de 2014

Señor:

Vladimir Vásquez

Gerente de La Cueva del Lobo

Su Despacho.

Muy apreciado Vladimir:

Desafortunadamente, yo El Sire, como entenderás de inmediato, no podré enviarte el correo contentivo del cuento para el Desafío de Nexus, correspondiente a este mes, por razones que se escapan a mi control.

Todo lo que puedo hacer, en el restringido espacio de tiempo y las escasas posibilidades de las que dispongo, es escribir esta carta de la manera más clara y diáfana y esperar que tengas la paciencia y la intuición, que siempre te ha caracterizado, para comprender las enormes posibilidades narrativas que están vinculadas a mi problema.

Es posible que, después de haber captado y apreciado, en su justa medida, la originalidad de la situación, te animes a escribir una novela. De ser ese el caso podrás disponer del 50% (cincuenta por ciento) sobre los derechos de autor, la cual me parece una proposición equitativa y razonable, considerando que se te está sirviendo en bandeja de plata el tema de la misma y las circunstancias conexas.

Si, por situaciones imprevistas o que escapan a mi conocimiento por ser muy personales, o te encuentras muy ocupado en la conclusión de tu voluminosa “space ópera” Los Cielos de Júpiter y no puedes distraer tu tiempo (sin dudas muy valioso) para dedicarlo a la estructura y extensión que supone una novela y prefieres, en consecuencia, encomendar esa tarea a uno de tus colaboradores y seguidores de la Cueva del Lobo, yo les concederé, por el mismo trabajo, el 40% (cuarenta por ciento) del precio de portada.

En este momento me atrevería a sugerir a Joseín, que según tengo entendido está de receso disfrutando su cumpleaños más agradable (69 tengo entendido) o, en su defecto podrían, eventualmente, animarse con la idea, Enza, Ronald, William y posiblemente Susana… los “Jorges” no creo, porque para uno en esta historia no aparece ningún monstruo y para el otro no involucra un tema muy main stream… y si los venezolanos, en última instancia, no la quieren respaldar, hay unos escritores argentinos muy buenos también a quienes podría interesarles la idea… en este momento se me ocurren, Ricardo, Mario, Chin, Rol, El Poeta, Neli, Marina… solo para mencionar algunos.

Si tenemos presente y logramos transmitir muy claramente que se trata de una idea multimillonaria, como tú mismo te darás cuenta, habrá una cantidad enorme de plata para todos; solo hace falta que tomes de inmediato una decisión.

La semana pasada yo, El Sire, inventé la máquina del tiempo… sí… es exactamente como lo estás leyendo… basándome en algunas anotaciones personales ¡inventé la primera máquina del tiempo! de la que se tiene noticias en toda la historia de la humanidad

Yo, El Sire, en la actualidad desempleado y alojado en un modesto apartamento, la he construida con mis propias manos en las tres habitaciones que ocupo en la ciudad de Los Teques, corriendo adelante y atrás desde el chorro del fregadero de la cocina a mi recámara, porque así como mi cuerpo, el mecanismo está compuesto por el 85% de agua no destilada.

La máquina ha funcionado muy bien, a pesar de que mis conocimientos de electrónica alcanzan el muy poco honroso nivel de anodinos, ya que las únicas nociones científicas que podría exhibir son aquellas adquiridas en la secundaria y estrictamente ineludibles para obtener el título de bachiller. En fin, no soy un experto, como suele decirse, sin embargo me gusta husmear en cualquier parte y acerca de cualquier cosa y, esta vez, quise escudriñar la factibilidad de la creación de una máquina del tiempo.

Se trata de un aparato muy sencillo y perfectamente operativo. El único problema es que posee un radio de acción muy limitado. Por el momento estoy en capacidad de trasladarme hacia atrás en el tiempo de solo cuatro meses y hacia delante de diecisiete minutos; evidentemente puedes deducir que no está meticulosa y perfectamente ajustada y me ha sido imposible desplazarme más allá de un área que abarca una superficie de dos metros cuadrados. Por supuesto es un modelo experimental y necesita ser perfeccionado, pero representa la parte fundamental de la historia que pueden escribir sobre mí.

A pesar de los problemas de ajustes y ampliación del radio de acción que deben resolverse, funciona perfectamente. El pasado martes me lancé hacia atrás unos tres meses, encontré sobre mi escritorio un periódico con la fecha de aquel día y ¡mi humilde persona! El Sire, acostado en la cama descansando.

Encontrarme conmigo mismo ha sido una experiencia excepcional, desconcertante, que me ha sacudido profundamente. Pero cuando volví hacia el presente con la ayuda de la máquina, antes de poder mirar a mi alrededor, vi la sorprendente imagen de mi doble que me hacía señas desesperadas y me pedía, casi como un susurro, que calculara cuatro minutos y luego que regresara atrás cuatro minutos. Inmediatamente después yo… es decir él… desapareció.

Ha sido impresionante, déjeme decirte, hablar conmigo mismo, con El Sire en mí dormitorio. De todas maneras calculé los cuatro minutos y usé la máquina para regresar atrás. A este punto he encontrado mi yo anterior y le he dicho… le he dicho a mí de regresar atrás cuatro minutos… después de cuatro minuto. ¡Así como lo estás leyendo!

De manera que, mi muy estimado Vladimir, me imagino lo que estarás pensando en este momento. Te estarás diciendo que para ti y los escritores de La Cueva del Lobo esa es una historia muy trajinada (aunque en mi caso, en el caso de El Sire, la historia es verdadera el cien por cien), y que tú ya has leído cosas similares sazonadas de mil maneras diferentes… Yo también leo novelas de ciencia ficción y las leías mucho antes de dedicarme a esta loca y desequilibrada aventura.

Así que solo te ruego que me concedas todavía algunos pocos minutos de atención. Existen un par de detalles que todavía no te he contado y que podrán hacerte comprender cabalmente la razón por la que esta situación contiene oro puro para alguien tal visionario y acucioso como tú.

No tengo dudas de que no te resultará difícil imaginar cómo obtuve los planos para construir la máquina del tiempo.

Algunos meses atrás, una mañana, al despertarme los encontré ahí, escritos con mi puño y letra sobre mi escritorio… sucedió cuando fui hacia atrás la primera vez. Así que me limité a usarlos. Imagino que no haya sido yo quien la inventó realmente… a menos que no hayamos sido todos juntos a inventarla. Pero esto, mi apreciado amigo, tiene poca importancia y solo sirve para puntualizar que yo no soy de manera alguna un genio creativo, y que tengo una urgente, urgentísima necesidad de ayuda para resolver esta situación.

El problema es el siguiente: Como ya te he dicho, la máquina no está muy bien ajustada y cada vez que regreso al presente, no me encuentro en el presente exacto, siempre está movido de algún segundo, o minuto hacia adelante o hacia atrás. De manera que ahora cada vez que hago saltos hacia adelante en el tiempo termino siempre encontrando un yo mismo y si vuelvo a hacer un salto en el pasado, en el intento de arreglar la situación entrando en el momento exacto del presente, termino por crear situaciones siempre más complicadas. La misma cosa sucede cada vez que voy al pasado, inevitablemente encuentro siempre un yo mismo.

Es esto lo que está sucediendo: hago un salto y me encuentro y mientras más trato de arreglar las cosas más las empeoro. Es así exactamente como te lo estoy narrando, amigo Vladimir.

Tengo miedo de hacer otros saltos porque cada vez que trato de resolver la situación la empeoro.

La verdad es que en la actualidad hay alrededor de tres cientos (300) nosotros en estas tres habitaciones. Todos desplazándose en las pequeñas máquinas del tiempo sin que ninguno de ellos logre regresar su momento exacto.

Quiero decir que yo paré de moverme para intentar salir de alguna manera, pero los otros no, ellos todavía necesitan darse cuenta de lo difícil que es, y así continuamos a ser siempre más numerosos. En este momento, por ejemplo, ya somos tres cientos diez (310). Han sido suficientes esos pocos minutos en los cuales me paré para hacerme prestar la computadora de uno de los otros 53 que están escribiendo cartas para pedir ayuda.

Y como si eso no bastara, estamos corriendo el riesgo de que se nos desaloje por haber sobrepoblado el apartamento, Vladimir… además ya no tenemos comida y tampoco espacio para poder movernos con comodidad. Cada vez que uno de nosotros sale para comprar algo para comer, es como si no regresara en absoluto, por los beneficios que eso supone, porque cuando esta historia comenzó yo solo tenía cincuenta bolívares en el bolsillo y haría falta un número mucho más numeroso de nosotros para lograr, con los precios actuales de los víveres, alimentar adecuadamente por lo menos a una docena de nosotros. ¿Entiendes lo que quiero decir?

Esta es mi situación, la situación de El Sire. ¿Qué puedo (podemos) hacer? Se me (se nos) ocurrió que debemos sacarle plata a la máquina lo más pronto posible. Pero si nos resulta casi imposible poder reingresar en el momento exacto ¿qué esperanzas nos quedan? No nos queda otra cosa que volvernos, sine fine, a reencontrarnos explicándonos continuamente la situación.

A estas alturas estamos todos extenuados, exhaustos y debilitados.

De manera que, por favor, en nombre de nuestra (presumo) sólida amistad… te ruego que hagas todo lo que está a tu alcance para que alguno de los escritores vinculados a la Cueva del Lobo, o tú mismo, escriba un libro sobre mí ( o nosotros), y nos envíen el dinero recaudado lo más pronto posible. Ya estamos al borde de la desesperación.

Esperando tus buenos oficios con angustia pero con esperanza

EL SIRE

EL SIRE

EL SIR…

EL SIR…

El Si…

El S…

Fin

Muchas gracias a Ermanno, espero que se resuelvan tus problemas…

Y si ustedes disfrutaron de esta historia recuerden votar con el botón compartir de facebook.

Ayudanos a continuar creciendo, comparte este artículo con tus amigos
Foto del avatar
Ermanno Fiorucci

Lector empedernido de Ciencia Ficción cuando queda tiempo y Escritor por esa necesidad primaria de decir lo que pienso adaptado en un contexto muchas veces menos extraño que la misma realidad. Admirador sin titubeos de Isaac Asimov y Jean Paul Sartre. También conocido por mis amigos como "El Sire".

Artículos: 25

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.