Más Allá de la Helipausa – «Favorecidos»

¿Estábamos condenando a nuestra ciudad al luchar por ella con más ahínco?

No tuve el valor de saltar.
O mejor dicho, no fui lo suficientemente demente como para entrar a un portal que no sabía a donde me conduciría, o si podría regresar algún día en alguna forma. Tengo una familia de la que soy responsable un acto como ese habría sido una locura.
No obstante en lo profundo de mi subconsciente tenía la enloquecida idea de que habría podido al menos vengar muchas de las muertes y dolor que nos habían causado. Pero me consuelo en pensar que la venganza es un plato que se sirve frío. Ya vendría mi momento.
No obstante, sí lancé una granada a través de aquél portal, la granada pasó, y estalló, destruyendo buena parte de aquel laboratorio, y cerrando los portales que nos rodeaban.
Seré sincero, fue pura suerte. Pero finalmente se consiguió atrapar no a una sino a dos de aquellas criaturas.
El área de contención que habían preparado en la corporación no era lo suficientemente amplia para albergar al monstruoso elefante. Así que Enrico tendría que conformarse con un inmenso cadáver.
Los «ojos» eran otra historia completamente. Estoy seguro que los investigadores de la corporación estarían muy complacidos.
Pero cualquier descubrimiento que pudieran hacer tardaría mucho tiempo. Al menos había conseguido cumplir con la misión que me había encargado Enrico.
Con el paso del tiempo los ataque se volverían peores. En los meses sucesivos nos encontramos que la cantidad de criaturas que eran enviadas a través de los portales eran cada ve mayores. Afortunadamente su tamaño no continúo aumentando, al parecer los elefantes monstruosos eran el nivel máximo de lo que podían enviar.
No obstante también vimos aparecer finalmente a las criaturas humanoides que había visto a través del portal. Monstruos de miles de ojos, cuernos y dientes por todas partes. Pero aún así reconociblemente humanoides.
No portaban armas de ningún tipo. Pero se las ingeniaban con larguísimos colmillos y poderosas garras que les brotaban por todos lados.
A diferencia de las criaturas salvajes que habíamos enfrentado hasta entonces, estos nuevos monstruos se caracterizaban por ser ingeniosos y muy hábiles. No parecían expresar ningún lenguaje. No obstante claramente eran capaces de coordinar sus ataques unos con otros, armar una emboscada, o descubrir nuestras trampas.
Para nuestra gran desgracia descubrimos que nuestra ciudad Barquisimeto, estaba siendo «favorecida» con ataques mucho mayores que otras ciudades del mismo tamaño. En ocasiones el número de enemigos superaba el doble de todo lo que se había visto hasta entonces en otras ciudades parecidas a la nuestra.
—Es evidente desde hace rato, pero no quería admitirlo. —Me dijo Enrico con rostro cabizbajo en aquella misma oficina en donde nos habíamos conocido tanto tiempo atrás—. Nuestros enemigos conocen que la base principal de la Corporación está aquí.
—Me pregunto si tendrá alguna relación con aquella granada que lancé a sus laboratorios. —Admití un tanto nervioso—. Tengo la impresión que desde aquella vez la fuerza de sus ataques se redobló.
—Quizá. Podría ser. Pero siempre nos hemos empeñado en defender esta ciudad con más ganas. ¿Es raro entonces que nuestros enemigos también enfoquen sus esfuerzos aquí?
—No sabemos, y no sabremos hasta que podamos entenderlos mejor. ¿Han descubierto algo nuestros investigadores?
Los ojos de Enrico se iluminaron un poco, y levantó la cabeza parcialmente.
—Han encontrado lo que parecerían circuitos eléctricos, órganos artificiales, vestigios de operaciones quirúrgicas, y muchas otras cosas. Pero sobre todo más preguntas que respuestas.
—Sin embargo ¿hay algo que te alegra?
—¡Ja! ¿Tan evidente soy? —Admitió con una sonrisa— Hemos descubierto algo curioso, muy extraño. Los «ojos»… —hizo el gesto de comillas con los dedos—. Son la fuente del «campo de miedo» que todos hemos experimentado.
—Lo sospechaba.
—Sí pero hay algo más, continúan intentando rescatarlo. Los portales continúan apareciendo en sus cercanías, pero…
—¿Pero qué?
Enrico apuntó hacia arriba.
—Los portales aparecen en la superficie, es como si no tuvieran idea de que su aliado se encuentra tantos metros bajo el suelo.
—¿Podemos explotar este conocimiento de alguna forma?
—De seguro no queremos provocarlos más lanzando más granadas. —Me miró a los ojos brevemente—. Pero nuestros investigadores están pensando seriamente enviar una sonda, algo que nos permita obtener más información.
—¡Eso sería magnífico! ¿A qué están esperando?
—Bueno evidentemente no tenemos manera de comunicarnos ni controlar a la sonda desde aquí, así que necesitamos un dispositivo furtivo, que pueda sobrevivir por su cuenta el suficiente tiempo para recolectar la suficiente información, y eventualmente ser capaz de retornar esos datos a nosotros.
—¿Algo así como una de las sondas que hemos enviado a Marte?
—Exacto, pero mucho más robusta, en Marte no hay nada consciente que esté intentando destruirla constantemente.
—¿Y ya tienen algún diseño en mente?
—Una multitud, con el presupuesto que tenemos entre manos, podemos darnos el lujo de enviar una docena, y esperar por el mejor resultado. Pero aún no he dado el visto bueno a ninguno.
—¿Por qué no? ¿A qué estás esperando?
—Evidentemente, no quiero provocarlos más, y debo evitar darles más información sobre nosotros de la que ya tienen.

Ayudanos a continuar creciendo, comparte este artículo con tus amigos

Discover more from La Cueva del Lobo

Subscribe to get the latest posts sent to your email.

Foto del avatar
Lobo7922

Creador de La Cueva del Lobo.

Desde muy joven me sentí fascinado por la Ciencia Ficción y la Fantasía en todas sus vertientes, bien sea en literatura, videojuegos, cómics, cine, etc. Por eso es que he dedicado este blog a la creación y promoción de esos dos géneros en todas sus formas.

Artículos: 7437

Deja tu comentario

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.