Los Cielos de Júpiter: Nuevo Mercado para el Plomo

Ha pasado mas de un mes y los Almirantes de la flota no consiguen ubicar a Rackham, mientras tanto extraños reportes de piratas robando cargamentos de plomo se extienden a lo largo y a lo ancho de todos las órbitas de Júpiter.

Todas nuestras preocupaciones, todas nuestras angustias, toda nuestra desesperación, ¿para qué? Ya ha pasado un mes y el bocón de Rackham simplemente desapareció, incapaz de cumplir con todas sus amenazas, ¿donde está ahora? Seguramente escondiéndose en algún asteroide perdido.

Roland no dijo nada, simplemente se puso de pie y se puso a mirar por el ventanal del crucero, Gomez fue un poco menos político:

Bonafide me cuesta creer que digas semejante estupidez. Tenemos veinte escuadrones buscando al sujeto en todas y cada una de las órbitas de Júpiter, tenemos a la mitad del equipo de comunicaciones espiando todas y cada una de las transmisiones, ¡y no conseguimos nada! ¡Nada!

Bueno, pero…

Podría estar construyendo su motor hiperlumínico en este instante. —Lo interrumpió Roland.

¿Construyéndolo? ¡Podría estar viajando en el tiempo en este instante!

Ustedes dos exageran ¡nuevamente! Hemos analizados esos papeles y ahora estamos seguros que aquello del motor hiperlumínico era totalmente irrealizable, necesitaría una fuente de energía casi infinita, y sabemos que eso es imposible.

¿Lo sabemos? Porque yo no estoy seguro de nada. —Roland no dejó de mirar por el ventanal.

Discutimos estupideces, lo que es claro es que donde quiera que esté Rackham no está haciendo nada bueno, cada minuto que pasa fuera de nuestra vigilancia se vuelve mas peligroso.

Gomez tú realmente odias al sujeto.

¿Y tú Bonafide? ¿Le tienes cariño o algo?

En ese momento recibieron un informe en sus subconscientes.

Otro reporte de ataques piratas —Roland se sentó impaciente— ¿De donde están saliendo todos estos piratas?

¿Y por qué razón están robando los cargamentos de plomo? ¿Para qué puede nadie necesitar tanto plomo? ¡Es una estupidez!


El Carguero «Matrimonio Obliga’o» se despegaba con pereza del ascensor orbital en Io, llevaba una pesada carga de plomo y los propulsores de control tenían dificultad venciendo la inercia de tanta masa.

Dime Jeffy, ¿has escuchado todas esas historias de piratas asaltando los cargamentos de plomo? ¡Que cosa mas ridícula!

Plomo es lo que sobra en Júpiter, Eduarda querida, ¿por qué un pirata iba a querer enfurecer a la Flota Inquisitorial por tan poca cosa? —Jeffy continuó mascando su carne seca con tranquilidad.

¿Sabes qué le interesa a los Piratas? —La querida Eduarda le daba a sus palabras el énfasis que solo un auténtico experto en piratería podría— ¡cerebros clonados! En todo Júpiter solo quedan tres laboratorios que todavía los fabrican, pero la flota les tiene el ojo puesto, no quieren que ni uno de esos cerebros salga de su control.

Apenas habían salido del torus de plasma de Io cuando la Matrimonio Obliga’o se sacudió de arriba a abajo por una colisión en la popa.

¡Pero qué demo!…

Saludos caballeros —les llegó una transmisión, en la pantalla una atractiva mujer de piel oscura— Mi nombre es Sheila D’Aramitz, imagino que han escuchado de mi, así que vamos a ahorrarnos las amenidades, quiero el cargamento de plomo que ustedes llevan y ustedes quieren conservar sus vidas, así que no perdamos mas tiempo.

Sin mediar palabra Jeffy dejó que los contenedores de plomo salieran flotando del viejo carguero.

Eso es todo lo que llevamos, por favor no nos mate Capitana D’Aramitz.

No se preocupen, soy conocida por severa mas no por no sanguinaria, ya pueden irse.

Si me permite una pregunta Capitana ¿para qué necesita usted el plomo?

Hubo un momentáneo silencio en el comunicador, Jeffy y Eduarda intercambiaron miradas por un instante, pero la mujer en la pantalla terminó por sonreír.

Hay un auge por los soldaditos de plomo últimamente en Júpiter, así que estoy pensando en capitalizar…

Pues vaya ejército que se va a armar Capitana —continuó Jeffy.

¡Ja! Pues no tienes ni idea.

En el interior de la cabina de la nueva «Discreta» sentado junto a la Capitana D’Aramitz iba Allan quien meneó la cabeza.

A veces pienso que estás loca Sheila.

¿Solo a veces?

Pero entonces la sonrisa se borró del rostro de la Capitana. Los instrumentos indicaban que la Matrimonio Obliga’o había emitido una señal de auxilio.

¡Esos malnacidos!

Ya no hay nada que hacer Capitana, se han metido en el torus, es inútil buscarlos allí, ellos saben navegarlo mejor que nosotros y nuestros instrumentos son bastante inútiles en el interior de esa zona.

¡Aaaaargh! —Sheila no consiguió palabras para expresar su frustración.

Capitana, la flota estará sobre nosotros en cualquier momento, sugiero cancelar la operación —dijo Waldemar, otro de sus subordinados a través de la radio.

¡De ninguna manera! Louis nos ha provisto con los medios para evadir a la Flota así que les plantaremos cara hasta que sea necesario, luego podremos huir con impunidad. Corbetas «Justicia» y «Desolación» dedíquense a recuperar el plomo, todos los demás a sus puestos de combate. No nos vamos de aquí hasta que recuperemos el último kilo de plomo.

Sheila ¿estás segura de esto?

La Capitana apagó el comunicador y se tragó a Allan con unos ojos llenos de furia.

Las comunicaciones seguían activas Allan, te permito muchas cosas pero nunca cuestiones mi autoridad frente a los otros o te juro que…

Lo siento mucho Capitana —Allan se apresuró a salir de la cabina y a ponerse al mando de su cañón.

—¡Y hasta cuando voy a decirte que ya no soy Capitana! ¡Almirante! ¡Soy Almirante!

La pequeña flota que comandaba la D’Aramitz estaba compuesta por la renovada Discreta, y otras cuatro corbetas, la «Prospera Riqueza» capitaneada por Waldemar, la «Contra Viento y Marea» y las ya nombradas Justicia y Desolación de reciente construcción.

En efecto pocos minutos después los instrumentos marcaban la llegada de no menos de quince diminutos caza-bombarderos.

«Esto no va a ser divertido.» Pensó Sheila. «Mientras no hayamos recogido el plomo somos un blanco estático»

Protejan a la Justicia y la Desolación, pero no dejen de moverse, no se las pongan fácil. —Seleccionó como objetivo a el primero de los pequeños drones que venía en su ataque y pasó el objetivo al resto del grupo.

Las naves abrieron fuego en cuanto los enemigos estuvieron en rango lo cual tomó a los caza-bombarderos por sorpresa pues los nuevos reactores creados por Rackham les daban a los cañones un rango mejorado fuera de lo habitual.

La formación enemiga se dispersó pero se reagruparon en dos nuevas formaciones, la primera creo una V plana en el eje horizontal, y la otra una X en el eje vertical, evidentemente esta última estaba intentando llamar la atención para proteger a la anterior mientras esta ganaba velocidad.

Si tan solo pudiéramos ubicar desde donde están controlando estas cosas.

Se lo dejo a usted Almirante —le respondió Allan— desde este cañón mejor me concentro en disparar.

Soltó una andanada de disparos, pero Allan conocía su trabajo se enfocó en disparar en la dirección en donde venía la formación V, tres pequeños drones estallaron en trocitos al chocar contra los proyectiles.

Pero la alegría le duró poco a través del visor del cañón pudo ver como se delineaban contra el brillo del torus de Io un par de destructores.

 

No te pierdas la continuación de esta historia este Miercoles 19 de Febrero de 2014

Eso fue entonces durante su primera publicación, en esta ocasión el siguiente capítulo aparecerá el Miércoles 7 de Noviembre de 2018.

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Lobo7922

Creador de La Cueva del Lobo.

Desde muy joven me sentí fascinado por la Ciencia Ficción y la Fantasía en todas sus vertientes, bien sea en literatura, videojuegos, cómics, cine, etc. Por eso es que he dedicado este blog a la creación y promoción de esos dos géneros en todas sus formas.

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