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La Fortaleza Dorada Capítulo VI: Un Jardín Mágico

Kalidor observó el cielo, el Sol parecía del tamaño adecuado, su peso parecía normal, y el aire también. Así que asumió que estaban en el mismo mundo. En aquel jardín todavía era de día, pero ya se aproximaba la noche, si esperaban lo suficiente podría ver las estrellas y ubicar más o menos en qué parte del mundo se encontraban.

—Este no es nuestro mundo —declaró Selemto casi en un murmullo—. La textura del suelo es excesivamente buena, mejor dicho perfecta, el verde de las plantas es demasiado puro, y estos frutos… —se aproximó a una de las pequeñas plantas y tomó en sus manos un fruto rojo, más grande que su mano—. ¿Se supone que es un tomate? ¿Qué clase de tomate es este?

Kalidor no pudo evitar pensar que mientras que él se concentraba en el cielo, el Sol y las estrellas, el viejo mediano, determinó que aquel no era su mundo tan solo mirando al suelo.

—¿Driades entonces? —Pregunto el medio elfo un poco descorazonado.

—Hadas, duendes, gnomos, he visto sus jardines, sí, son hermosos y muy cuidados, parecidos a esto, es cierto. Pero no, esto es una exageración —Selemto clavó sus dientes en el tomate y abrió los ojos sorprendido tras el primer bocado—. Definitivamente el sueño de cualquier horticultor convertido en realidad.

—¿Y entonces? ¿Donde crees que estamos? ¿Alguno de los mundos de la gran esfera de la luz? —Kalidor nunca había viajado a los otros planos, pero había leído mucho sobre ellos.

—No, cada uno de esos mundos es diferente al nuestro, y posee su propia naturaleza, tendríamos que haber sido rechazados de inmediato, y nosotros simplemente caminamos a través del portal sin problema alguno. No hay manera. —El viejo continuó comiendo el tomate con gran entusiasmo— Alguien puso un esfuerzo enorme en crear este jardín, y un montón de magia…

Kalidor también lo sentía había magia, magia poderosa, en un principio pensó que era debido a haber abierto un nuevo portal. Pero ahora que el efecto había pasado, podía sentir que el foco de la magia provenía de otro punto. Lo busco con su vista y no se sorprendió cuando descubrió a lo lejos una pequeña colina con una torre blanca. Se la iba a señalar a Selemto pero se dio cuenta que el viejo ya la había descubierto también.

—Una torre blanca como en los cuentos de hadas. —Murmuró Selemto.

—¿Lo dice el mago que vive en una torre blanca? —Preguntó el muchacho con ironía.

—No es lo mismo, no es lo mismo. —Continuó el mediano.

Kalidor se puso en marcha hacia la torre, pero Selemto lo agarró por el brazo y lo detuvo.

—Estamos en medio de una guerra, no tenemos tiempo para esto.

Y entonces escucharon la música, no había palabras en ella, sin embargo supieron que los estaba llamando.

—No puedo marcharme sin antes descubrir qué es todo esto. —Kalidor continuó su camino.

—Pero… —Selemto miró la seguridad del portal que dejaban atrás, él también se sentía curioso, pero por sobre todas las cosas, no se atrevería a dejar al muchacho solo en aquel lugar. Se apresuró a seguirlo.

¿Qué encontrarán en esa torre? Y ¿Qué habrá pasado con Ernoligas? Ya lo descubriremos en los próximos capítulos.

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