¿Es el viaje más alucinante aquel del cual no conocemos su destino?
¿Y será posible hacer en grupo tal tipo de viaje maravilloso?
¿Y qué pasaría si ese grupo de viajeros pertenece a diferentes épocas?
¿Cuál sería el factor común en ese grupo de viajeros?
¿Y la invitación? ¿Cómo nos llega o cómo la enviamos?
¿Y el factor tiempo? ¿O tal vez el tiempo no exista en esa clase de viaje?
Cuando en la vida se nos presenta la necesidad de alejarnos de una cruda circunstancia, la opción de un viaje donde podamos ver y vivir lo que hasta el momento no ha sido posible parece una agradable perspectiva.
Una macabra, rigurosa y progresiva ceguera alucinante que comienza con un encuentro casual con un viejo extravagante, y que se infla y expande invadiendo una asombrosa “inversión temporal”
Imaginad un mundo futuro en el que los viajes en el tiempo son posibles, pero estos viajes temporales están legislados y según las Leyes Planetarias, cada ciudadano sólo tiene derecho a efectuar un viaje en toda su vida a partir de la mayoría de edad, los dieciocho años.
¿A dónde irías? ¿Viajarías al pasado o al futuro? Y ¿con qué intención?
Sólo podéis hacer un viaje… Así que elegid bien.
La decisión de James Clansfield fue ésta.
Ganar un espacio en el grupo élite de las Tropas Especiales conlleva pasar un examen de vida o muerte desconocido; sin embargo, algunos hombres parecen estar dispuestos a enfrentar el desafió.
¿A donde nos llevarán las historias del Desafío de este mes?