Es el caso de Forge, un mmo y shooter en tercera persona en donde encarnas a un personaje de fantasía dentro de un combate similar al que tendrías en Team Fortress o cualquier otro shooter de la actualidad:
No es que tu personaje arranque al final de su desarrollo, sí lo puedes ir desarrollando, pero el énfasis del juego no está en subir de nivel, pues los personajes arrancan con habilidades suficientes para encarar el combate.
Es interesante observar la estética muy similar a juegos clásicos de fantasía, y las clases de personajes que dispones, el Pathfinder que es un arquero, el Piromancer que es un mago del fuego, el Shaman que es tu clásico healer, el Warden que vendría a ser tu típico tanque, y el assasin que es tu clase silenciosa especializada en causar daño.
En realidad no es muy diferente a otros juegos como Bloodline Champions, pero creo que este cambio estético ayuda mucho a ponerte en un estado de mente diferente, pues reconoces los arquetipos, la ambientación, los hechizos, etc.