Allí vivía mi bisabuelo, un prospero e inquieto comerciante llamado Don Sulpicio Yepez, propietario de la única casa de 2 plantas que existía en el pueblo, un hombre cuyas inquietudes progresistas y su interés en la tecnología, hoy en día lo harían ganarse el apelativo de “Geek”, el cual llevamos con orgullo muchos de los que hacemos vida en la red y hacemos vida en este blog.
En el año 1925, Don Sulpicio, se dio a la tarea de enlazar telefónicamente la hasta ahora aislada Sanare, con los caseríos de los alrededores, las haciendas de café, y las cercanas poblaciones de Cubiro y Quibor. Para ello, adquirió una empresa telefónica en Barquisimeto, propiedad de Doña Domitila Manzano de Cellis, y luego se dirigió a Caracas hasta lograr que el Congreso de los Estados Unidos de Venezuela le aprobara, el 17 de Julio de 1925, por Gaceta Oficial el contrato de construcción y explotación de la red telefónica.
Después llego lo realmente difícil, instalar de hacienda en hacienda, de caserío en caserío la red, a través de montaña y bosque, amen de serpientes y alimañas, hasta llegar a los pueblos de Cubiro, Quibor y San Rafael. Su red alambrica, llego a cubrir 45 Km, y a brindar servicio a 300 personas, nada mal para aquellos días.
¿Cuanto pioneros tecnológicos como mi bisabuelo habrán existido, en nuestras ciudades, pueblos o barrios sin que los reconozcamos?. ¿Quien seria el anónimo vanguardista que se atrevió a comprar la primera computadora personal en el país?. ¿Quien seria el primero en instalar internet en su casa?…
Héroes anónimos, geeks del pasado, a quienes la historia no hace justicia.